El cómputo en la nube como una palanca para el desarrollo de las Instituciones de Educación Superior

Qué es el cómputo en la nube 

En términos generales, se puede decir que el cómputo en la nube [2] es un modelo que permite usar múltiples recursos bajo demanda con un mínimo de configuración por parte del proveedor de servicio. Gracias a este modelo, los usuarios finales pueden enfocarse en sus tareas sin tener la necesidad de mantener y/o administrar un centro de datos. Más aún, no se preocupan de estar al pendiente de los espacios físicos, costos energéticos y demás sistemas que se requieren para administrar un centro de datos. De esta manera, vía Internet los recursos de cómputo están disponibles, sin la necesidad de gestionar la infraestructura y sin la responsabilidad que conlleva la seguridad y privacidad de la información. Existen tres servicios principales en el cómputo en la nube que a continuación se describen [3].

Infraestructura como servicio (IaaS)

Este servicio brinda acceso a los recursos en la nube como bases de datos, máquinas virtuales, switches virtuales (Virtual Switch, VS) y espacios de almacenamiento dependiendo de las necesidades del usuario. IaaS tiene la virtud de ser escalable en función de las necesidades de almacenamiento y procesamiento, el consumidor final se deslinda del mantenimiento del hardware subyacente, lo que le permite ahorrar tiempo y dinero. Además, permite un acceso fácil a los servicios desde cualquier lugar a través de Internet. Este tipo de servicio está pensado para aquellos que requieren instalar y administrar sus aplicaciones corporativas. En otras palabras, IaaS se puede ver como un centro de datos remoto donde una universidad o un corporativo puede alquilar recursos de red para instalar, configurar y utilizar su propio software. La figura 1, muestra un típico entorno de IaaS donde los switches, máquinas y servidores son virtualizados bajo demanda del cliente.

Plataforma como servicio (PaaS)

Este servicio está enfocado para desarrolladores de software, se puede crear un sinfín de aplicaciones sin la necesidad de tener una infraestructura que administrar, evitando los costos de espacio, energía y gestión de un centro de datos. De esta forma, los desarrolladores pueden enfocarse en la creación de sus servicios y acceder a ellas a través de un navegador web. Los clientes son libres de gestionarlos, distribuirlos y probarlos una vez que se encuentren alojados en la nube. Este servicio provee flexibilidad para el usuario, además, le permite tener control absoluto sobre las herramientas instaladas dentro de sus plataformas. También, ofrece la posibilidad de vincularse con equipos de trabajo localizados geográficamente en diferentes lugares para desarrollar sus aplicaciones como si estuvieran en el mismo lugar. Ejemplos típicos de este servicio son: Microsoft Azure, AWS Lambda, Google App Engine, Salesforce, Red Hat OpenShift, por mencionar algunos.

Software como servicio (SaaS)

SaaS proporciona servicios basados en páginas web, donde los clientes ingresan a través de Internet. Estas aplicaciones son administradas y actualizadas por el proveedor del servicio, el usuario no se preocupa por instalar o bajar actualizaciones, ni copias de seguridad que garanticen la fiabilidad de la información. En este tipo de servicios no se requiere instalar aplicaciones en dispositivos móviles o locales, solo se paga por su uso, y por algunas licencias. En otras palabras, en lugar de que el usuario o la empresa tenga que adquirir un servidor y alojar licencias costosas que conllevan administración y puesta a punto de los sistemas, el proveedor le da acceso a un conjunto de aplicaciones a través de Internet de manera muy simple y sin la necesidad de pensar en la instalación y mantenimiento de un servicio. Esto permite a pequeñas y medianas empresas enfocarse en su negocio sin distraerse en elementos de software y hardware que suelen ser ajenos a ellos. Ejemplos de este tipo de servicios son: Dropbox, Google-Drive, Zendesk, Lumen5, Visme, MailChimp, Box, entre muchos más.

La tabla 1 muestra cuáles recursos son manejados por el proveedor y cuáles recursos por el usuario en los diferentes servicios en la nube. Como se puede observar, IaaS permite un control más profundo de estos, pero implica un conocimiento más especializado de los sistemas y configuraciones de los mismos. Por otro lado, SaaS solo usa los recursos de red sin la necesidad de conocer cómo está compuesta la nube.